En la mañana del Sábado Santo, vivimos unos momentos, en los que no solo alimentamos los cuerpos, sino también el alma.
Se vivió una autentica convivencia matutina, que nuestros Capataces tuvieron a bien para iniciar bien concentrados la Estación de Penitencia.
Nos agasajaron con viandas varias, para realizar ese trabajo físico que nos esperaba bajo las trabajaderas de nuestros Sagrados Titulares.
Tras el reparto de relevos y tras prepararnos una encerrona a nuestro maestro Guerrero y a mí, nos hicieron entrega de unos cuadros con motivo de nuestra retirada o corte de coleta del costal.
Estamos convencidos de que en esos corazones de los que laten ráfagas de Sol, irán poniendo cada año el listón más alto, para demostrar cómo se pasea a Nuestra Señora del Sol y al Varón de Dolores por las calles de Sevilla.
Tras estos momentos, que personalmente no olvidaré jamás, comenzaba la verdadera cuenta atrás, hacia ese esperado momento hacia la S. I. Catedral.
Se vivió una autentica convivencia matutina, que nuestros Capataces tuvieron a bien para iniciar bien concentrados la Estación de Penitencia.
Nos agasajaron con viandas varias, para realizar ese trabajo físico que nos esperaba bajo las trabajaderas de nuestros Sagrados Titulares.
Tras el reparto de relevos y tras prepararnos una encerrona a nuestro maestro Guerrero y a mí, nos hicieron entrega de unos cuadros con motivo de nuestra retirada o corte de coleta del costal.
Estamos convencidos de que en esos corazones de los que laten ráfagas de Sol, irán poniendo cada año el listón más alto, para demostrar cómo se pasea a Nuestra Señora del Sol y al Varón de Dolores por las calles de Sevilla.
Tras estos momentos, que personalmente no olvidaré jamás, comenzaba la verdadera cuenta atrás, hacia ese esperado momento hacia la S. I. Catedral.